Un verdadero jefe de la mafia no necesita recordar quién es, su fama le precede y tiene ganado el respeto con toda la razón del mundo.
Cuando tienes menos de 50 pulsaciones por minuto en reposo como Mario Campoamor, estar relajado y en armonía es una auténtica costumbre que se transmite cuando le tienes ante la cámara.
No solo hace entrenamiento personal, ante todo te contagia su energía, su vitalidad, positividad y paz. Entrenar a ritmo de Miles Davis, John Coltrane, Thelonious Monk o Charles Mingus y sentirte en casa en cuanto traspasas la puerta de su santuario es toda una experiencia.
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